Despedida

Hace tiempo de esa despedida.
Fue una despedida donde la vida hace de las suyas y corta de golpe todo hilo invisible. Así nos había cortado esa mañana.

Jóvenes enamorados, rumoreaba todo el que nos conocía. Y es que cuando sientes esa felicidad que te inunda y te hace flotar, lo das todo, hasta lo que te falta y no tienes.

Así lo dimos, pensando en que nos duraría una vida, más no sabíamos que nuestra vida eran días con horas exactas. 

Julio del 2009. 

Llegamos corriendo a la terminal de autobuses, temiendo que no hubiera lugar para él. 

''-Me da un boleto al D.F

-Ahora mismo sale uno para allá...'' 

'Ahora mismo' esas palabras fueron un balde de agua fría que recorrió cada extremo de mi cuerpo. Me pasmé mientras el pagaba y recibía el boleto. 

No pasaron ni cinco minutos cuando la boletera le indicaba por donde pasar a abordar el autobús. 

"-Y bueno, aquí se supone que nos tenemos que decir adiós. 

-No me digas adiós, que volveré."

Me dio un fuerte abrazo. Me miró a los ojos, besó mis labios y subió a ese camión. 

Mi vista lo veía hasta la ventanilla de su asiento, el evadía mirarme, estaba destrozado con la despedida. 

En ese momento sentí como el aire me faltaba. Un pedazo de mi estaba siendo arrancado para irse con él. Mas no lloré. Mis ojos habían perdido conexión al tiempo real. En un segundo me inunde de los instantes que habíamos vivido juntos... Y ahora se iban junto con el, dejándome solo con la promesa de volver. 

Mi amiga se acercó, me puso su mano en mi hombro y dijo: pronto volverán a verse. 

Subimos al auto y me llevó a un lugar mágico. Calles hermosas, llenas de historia y color, con una iglesia de arquitectura imponente. Todo era perfecto, excepto que sin el. Extrañaba su mano que siempre me sujetaba al caminar, su amabilidad, sus atenciones. Extrañaba a mi compañero.

El ya no estaba más. 

Regresó a su país. A miles de kilómetros del mío. Y yo aprendí a caminar con su fantasma, olvidándolo. 

Iliana Cobian.