miércoles, 18 de noviembre de 2015

La Sirena.




Carta No. 3


Aún quedan estragos del trágico día en el que aquella mujer me encontró en ese estado;
más muerta que viva. 
No logro recordar mucho el momento de la posesión. 
En mi mente solo quedaron restos de memoria donde mi cuerpo, por alguna atracción sobrenatural, avanzaba hacia el agua. 

Cuando recobre los sentidos, miré como bajaba en el agua, poco a poco, cual si fuera pluma, 
caí lentamente hasta las profundidades.
No tenía más miedo, estaba segura… estaba en mi hogar. Todos ellos me rodeaban. Mis hermanos.
Uno a uno se acercaron mí, me tocaron y yo reaccione ante ello. Cada parte destrozada se reconstruía con una de ellos.
Mis heridas físicas sanaron en el instante. Pero la más profunda, la del alma, tardó más.
Hoy he completado el ciclo. De nuevo estoy preparada para volver a Tierra, compartir momentos con los humanos, volver a ser amante, arriesgarme a encontrar los mismos demonios, a sentir la felicidad a través de ellos. De nuevo estoy preparada… pero esta vez es diferente, hay algo que me detiene.
Descubrí mi verdadero amor, donde renazco siempre y disfruto estar... El mar. ¿Por qué abandonarlo?
Perdí el interés de complacer sentimientos mundanos. 

Entendí que no seré nunca parte de ustedes, no puedo ser yo en ese lugar.
 Encontré mi inicio y mi final. Me encontré a mí. 
Una sirena con pasado de humana y futuro infinito.


Adara. 



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