lunes, 16 de noviembre de 2015

La novia invisible



Me llamo Rosenda, tengo 25 años. Me gusta ver películas, escuchar música electrónica, pasear a mi perro Fido. Me encanta el chocolate, pero lo que más me vuelve loca es mi novio. ¿Qué? Lo admito, estoy enamorada. 

Mi novio se llama Mongolester, pero todos les llamamos Mongo. Mongo, Mongo, Mongo. Adoro su nombre, aunque la mayoría piense que es horrible y sin sentido.

Bueno aquí voy con mi historia.

Todo comenzó esa mañana, ya saben, lo primero que hago al despertar es pensar en él y de inmediato le mando un whatssap: ‘’Buen día mi vida, como amaneciste, besos, te amo’’





Pasa una hora y no me responde, pienso: Seguro está dormido.
Pasan dos horas y aun sin respuesta, pienso: Ok, me ignoró.

De inmediato miró si aparecen las palomitas azules. ¡Nada! No hay nada. ¿Qué puede ser peor? Saber que te ignoran o que te ignoren sin saberlo. ¿Si me entienden?

Ese fue el día que explotó la bomba. Me cansé de pensar e imaginarme cosas que quizá no eran lo que realmente hacía el amor de mi vida, y si, decidí tomar cartas en el asunto.
Semanas antes había mirado en una página de Facebook un nuevo invento, les confieso que jamás pensé en hacer uso de él, pero dadas las circunstancias, me arriesgue.
El nuevo producto llevaba por nombre: LA NOVIA INVISIBLE. Ajá como lo leen, era una crema que te untabas en el cuerpo ¡y te volvía INVISIBLE! Pero solo funcionaba si tu piel secretaba la sustancia ‘’Celostina’’ sin esta sustancia la crema no hacia reacción y no funcionaba.

El producto era bastante caro, pero valía la pena, así que el dinero que tenía destinado para su Xbox terminaría desviándose un poco.
Me apresuré para llegar a la tienda donde la vendían. ¡Había una cantidad de mujeres formadas! Horrible. Tardé 2 horas para lograr comprarla. Ya teniendo en mi poder la crema, regrese apresurada a mi casa. Me puse a reflexionar un poco, pensé que estaba siendo un poco, bueno… bastante exagerada con esto, así que decidí darle otra oportunidad al hombre de mi vida.

Llame a su celular para saludarlo, si me respondía dejaría de lado esta locura, si no lo hacía no tendría ningún remordimiento. ¿Y qué creen? ¡Exacto! Me respondió.

-Hola mi amor te llamó para saludarte, no sabes, te he extrañado mucho hoy y quería saber que estabas haciendo.
-Hola, todo bien. ¿Qué te parece si me marcas más al rato? Estoy algo ocupado.
-Mmmm, ok bebé, besos, te amo.
-Ciao.

(¡No lo pensé más! Había dicho que si me respondía dejaría de lado esta locura, ¿pero notaron las palabras con las que me respondió? Yo me desvivo por él y para que él me pague así.)
En ese momento tome la crema y literal, me la vacié toda.
No tuve la necesidad de saber si estaba secretando la cantidad necesaria de “Celostina”, era más que obvio, yo creo que hasta por los ojos me salía.
Terminando me puse delante del espejo… ¡Era invisible! No lo podía creer, ahora vigilaría a mi novio, sabría exactamente todo de él.
Salí corriendo de casa a buscarlo, a esa hora el estaría llegando a su casa. Me apresuré para llegar antes.

Estando ahí, aún incomoda porque no me acostumbraba a ser invisible, me puse detrás de un árbol. Iba llegando en su auto. ¡Pero venía con alguien más! No era posible, jamás me mencionó que subiría a alguien al auto.
Mientras miraba con ojos de pistola a mi novio, llegó un maldito perro ¡y me orinó encima! Asqueroso, esto de ser invisible no es fácil. Ignorando lo del perro, corrí para poder entrar a la casa mientras el abría la puerta.
Estando más cerca me di cuenta que no era nadie quien lo acompañaba, solo la bolsa llena de ropa, al parecer la recogió de la lavandería.

Así estuve toda una semana vigilándolo, era tan aburrido… ¡No hacía nada! Del trabajo a la casa, y cuando no se la pasaba jugando videojuegos, me llamaba. Me sentía un poco culpable, desconfié de él.

Decidí no usar más la crema invisible.
Esa noche lo invite a un restaurant a cenar. Quería festejar que el hombre que amo me es completamente fiel (aunque él no supiera el motivo del festejo). Me puse lo más hermosa que pude, me pinte las uñas, me planche mi pelo, me maquille con un tono fresco y natural.
Al llegar al restaurant nos atendió una mesera, guapa por cierto. A cada 5 minutos se acercaba a nuestra mesa a preguntar si algo nos faltaba… ¡Que le pasa! No me dejaba disfrutar a mi hombre. Y si, vi que el despistadamente le miró el trasero. ¡Típico! No me aguanté más y comencé a molestarme.
-Amor que te pasa. ¿Te sientes bien?
-Sí. No tengo nada. ¿O qué? ¿Parezco que tengo algo?
-Te siento un tanto alterada…
-¡Y como no lo voy a estar, si cada que se arrima esa faldera, le miras el trasero!
-¿De qué hablas? ¡Estás loca!

Les confieso que en ese momento sentí como un ser se posesiono de mí. ¡Estaba furiosa! Tanto que no me di cuenta que empecé a secretar ‘’Celostina’’ ¡Dios mío! Lo peor fue que había restos de crema en mí. Y sí, lo que imaginan sucedió. Partes de mi cuerpo comenzaron a desaparecer, ¡Parecía un fenómeno! Mi novio asustado por lo que me sucedía, tiró un grito y salió huyendo.

Jamás volvió a querer saber de mí, hasta la fecha piensa que soy una especie extraterrestre.

Y así terminó mi historia… realmente triste.


Iliana Cobian.








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