jueves, 10 de agosto de 2017

La Chica Rubia









Llevaba una semana que no podía dormir. Siempre despertaba con el presentimiento de que algo ocurría y le llamaba.


El viernes por la noche sus padres saldrían a pasarla juntos, y ella se quedaría a cargo de la casa.

"Cierra bien la puerta cuando nos vayamos y no abras a nadie, si algo pasa llámanos". Fue lo que su madre le indicó.

Llegó la hora de partir de los padres. Ella emocionada, pues eran pocas las noches en las que quedaba totalmente sola, cerró la puerta como le dijo su madre y subió a su habitación a ver una película. No sin antes llevar un tazón de palomitas.




Se recostó en su cama y comenzó su función.

Mientras miraba la película, sintió como sus ojos se cerraban poco a poco.

-Maldita sea, cuando quiero dormir no puedo, y cuando no quiero lo hago.

Se levantó a lavar su cara, pensando que con eso el sueño se iría.

De pronto escucha tocar la puerta. Se asomó por la ventana de su habitación y puedo ver a una chica rubia.

-¿quién será?

Después de pensarlo un rato, decidió bajar a ver.La chica seguía sonando la puerta.

"(Toc-toc)Alguien ahí, necesito ayuda por favor"


Sin saber qué hacer, se quedó callada esperando a que se marchara la chica. Pero ésta no lo hacía.

"(Toc-toc) Por favor, alguien que pueda ayudarme"

Un poco asustada decidió responderle;

-Dime... ¿que se te ofrece?

-Ay, por fin. Disculpa que llame a tu puerta tan noche, pero necesito ayuda... he discutido con mi novio y me ha dejado justo aquí en la avenida, necesito un teléfono para llamar a mis padres y pedirles que envíen por mi. Me he quedado sin bolso ni dinero.

-Lo siento, no puedo abrir la puerta... pero si gustas...


Aún no terminando de hablar, escuchó como la chica rubia comenzó a llorar. Miró por la rendija de la puerta y pudo observarla. Era una chica linda, casi de la edad de ella y parecía asustada.

Temerosa y pensando en lo que sus padres le advirtieron, abrió lentamente la puerta.


-Hola.

-Ay, hola... por favor, solo te pido esa ayuda.

-Sí, está bien. Dejaré que pases y llames a tus padres, pero te advierto que no puedes quedarte mucho tiempo.

-Está bien, yo entiendo.


Las dos entraron hasta la sala. Ahí le mostró donde quedaba el teléfono y la chica rubia pasó apresurada a llamar.

-Parece que no tienes línea.

-¿Qué? Claro que si, déjame ver.


Levantó el teléfono y pudo escuchar el sonido sin línea.

-¡Maldición! Ni cuenta nos dimos.

-¿Y ahora? No tienes otro medio por el que pueda comunicarme.

-Mira, justo hace días perdí mi celular... mmmmm... pero en mi habitación tengo mi laptop. ¿Tus padres tienen Facebook?

-Sí, eso es una buena idea.

-Vale, vayamos arriba.


Subieron de prisa a la habitación. En ese momento ya no sentía miedo, pues al parecer la chica rubia parecía indefensa.


-Aquí está... úsala.

-Gracias.


Mientras la chica enviaba el mensaje por Facebook, ella miraba que la película que tenía en su televisor se había trabado.

-Mmm, qué raro. Mi película se quedó trabada.

Como no escuchó que la rubia le respondió, volteó a mirar, pero ella no estaba.

-¡Ey! ¿Dónde estás?. No pudo ir a ninguna parte, si estaba justo detrás mío.


Entró a revisar el baño, buscó bajo la cama, en la habitación, en el pasillo y nada, la rubia había desaparecido. Un poco alarmada regresó a la pc. Lo que vio ahí casi la hizo desmayar.

El Facebook de la chica estaba abierto, en él había un video en vivo de como su novio hace más de una hora la había asesinado.

-¡no puede ser! Esto no puede estar pasando.

Corrió a tomar el teléfono de la habitación de sus padres pero después recordó que la línea estaba fuera de servicio.

Escuchó un ruido en la cocina...

-Ni loca bajaré.


Quiso regresar a su habitación, pero alguien la jaló por detrás.

-¡Suéltame!

-No.


Se giró y pudo ver la cara deformada y ensangrentada de la rubia.


-Tú serás yo.


Cayó al suelo y quedó inconsciente por varios minutos.


Pasadas las horas llegaron sus padres.


-Hija, llegamos. ¿Cómo estás?

Ella en silencio bajó despacio las escaleras...

-Estás un poco rara.


...

Mujer fuego.












"Están tan acostumbrados a tener mujeres ordinarias que cuando tienen una diferente, simplemente no pueden con ella."




Las mujeres fuego, están mezcladas entre los millones de bellezas femeninas que existen en el mundo. Mezcladas entre la rutina y el hartazgo del día a día.

Quien reconoce a este tipo de mujer, sabe que las cosas no serán fáciles... pero ni aun así, tienen una mínima idea del mar inmenso de pensamientos que esa mujer lleva dentro.


Una mujer fuego puede tibiar el corazón más frío y muerto que exista si ella lo desea... pero también puede hacer un infierno la vida de todo aquel que hiera lo que más ama, su espíritu.
Quien ha amado a una mujer así y hoy yace lejos, cuando el alma de aquella persona se ve invadido por el frío invierno, suelen regresar a ella.
Aunque la mayoría de las mujeres fuego terminan teniendo una vida solitaria, pues difícilmente pueden soportar los cielos rojos en el que vive sumergida.

miércoles, 4 de enero de 2017

El final.

Nunca imagine llegar a la edad donde la blancura de mis cabellos cubriera la parte superior del ahora tan desgastado cuerpo. Tampoco imagine llegar a ver la creación que un hombre y una mujer fueran capaz de hacer; los hijos.
Incluso ochenta y cinco años atrás, nadie hubiera imaginado el día en que nací.


Desde los tiempo remotos, siempre se habló de un ''fin del mundo''. Un fin que seguro tardaría años en llegar, que jamás imaginaríamos pudiese suceder.

Décadas atrás, antes de mi nacimiento, la humanidad sufrió el más grande de los castigos que la madre naturaleza pudiera otorgar.
Todo comenzó así...


-¡Madre! ¿Has visto las noticias? - Llegó Max preguntando agitado, como si un fantasma le hubiese hablado.
-No- Contestó Susana.
Susana era una mujer de 63 años, quien poseía una mirada que juraba haber visto todo. Su rostro reflejaba cansancio y tristeza. Su aspecto físico era descuidado, pero debajo de todo eso podía percibirse sus rasgos finos y de profunda belleza.

-¡Todo mundo esta viendo, madre, prende el televisor!- Gritaba Max.
-Ya voy, deja de estar gritando que me pones de nervios.

Susana se levantó de la silla y como pudo camino rápidamente hacia el televisor y lo encendió.

''Hoy es un día que marcará la historia de la humanidad".
 Era lo que decía el hombre de traje negro en el televisor.
''La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró oficialmente la extinción del hombre''

Esas últimas palabras retumbaron en toda la habitación.

-¿Qué es lo que acaba de decir ese esperpento?- La voz de Susana sonaba como si un nudo le hubiera cerrado la garganta.
-Madre, todo los canales de televisión están transmitiendo lo mismo. Yo no se que es lo que pasa, todos allá afuera dicen que se trata de una broma ¿Cómo va a ser posible la extinción humana?- Dijo Max.
-Guarda silencio, déjame escuchar bien. ¡No puede ser posible!.
Susana tomó el control remoto y subió el volumen del televisor.

''La Asamblea General de la ONU dio a conocer su decisión a nivel mundial. Hoy 10 de julio del año 2100 todo hombre y toda mujer que procree un hijo, será firmemente castigado con su propia muerte''

Susana apagó de golpe el televisor y por unos minutos el silencio reino la habitación.




Iliana Cobian 




domingo, 18 de diciembre de 2016

Ella


Era de noche cuando escuché el sonido del grifo abierto. Fue un día pesado, estaba tan cansada que maldije el dejar la llave abierta. -¡Porque justo ahora!- grité molesta. Me levanté de la cama buscando las sandalias sin tener éxito, todo estaba obscuro y el sonido del agua cayendo me desesperaba: -Una gota más y seré la culpable de que el mundo se quede sin agua-
Busqué mi celular para iluminarme, al momento de encenderlo tenía cuatro llamadas perdidas, no quería hablar con nadie, solo ignoré. Iluminé el camino y salí de la habitación. No había hecho el aseo en toda la semana así que mis pies descalzos estaban llenos de tierra, cosa que también lograba desesperarme.
Por fin llegué a la cocina, encendí la luz y cual fue mi sorpresa, el grifo estaba cerrado y el sonido del agua había dejado de escucharse -Ya estoy loca- pensé. Aproveché  para tomar un poco de agua, mis labios estaban secos, me serví en un vaso 3/4 de agua helada y 1/4 sin refrigerar, sentí como todo mi cuerpo por dentro se iba refrescando, esa sensación de hidratarse y volver a la vida, en fin, dejé el vaso en la mesa y apagué la luz, caminé a tientas de nuevo. Estaba tan obscuro que me golpeé con la esquina de un mueble: -¡Que idiota!- justo en el dedo meñique. Encendí mi celular y me detuve a acariciar mi dedo, sentía ese pequeño calambre mezclado con dolor que te entume la zona del pie.
-¿Te dolió?- Preguntó una voz con tono dulce y a la vez ronca.
Al escucharla se me pusieron los pelos de punta.
-¿Quién esta ahí?- Pregunté mientras rezaba el padre nuestro a mil por horas.
-Te pregunto si te dolió el golpe.
Casi con un mini infarto encendí apresurada mi celular.
-Quien esté ahí salga de mi casa o llamaré a la policía.
-Tranquila, no te haré daño.
Giré conmigo el celular para alumbrar a mi alrededor, pero no había nadie. Pasaron unos segundos y no volví a escuchar de nuevo la voz.
-Ahora si que estoy bien loca.
Caminé a mi habitación y antes de entrar, algo me hizo mirar el espejo que justo esa semana había comprado. Entonces la vi, a ella.
Era como yo, pero siendo lo contrario. Tenia una mirada enigmática y su cabello era mas largo y un poco mas obscuro.
-¿Aún te sigo asustando?
Tartamudee al responder.
-¿De que parte de mi imaginación vienes tu?
-Ese es el problema entre tu y yo, yo no vengo de tu imaginación.
-¿Ah no?
De pronto todo desapareció, las paredes, las puertas, el suelo. Ahí estaba yo, con esa otra yo en una dimensión desconocida, totalmente en la obscuridad, solo con el reflejo de la luz en nuestros rostros y con un espejo de intermediario.
-No, no lo soy y te lo he dejado claro muchas veces pero al parecer no nos estamos entendiendo.
-¿Me lo has dejado claro? ¡Que dices! Si recién te conozco por primera vez.
-Entonces déjame presentarme...Yo soy esa a quien ignoras cuando te digo que las cosas no están bien y aún así las sigues haciendo, yo soy esa quien te levanta y te da el coraje cuando todo lo tienes perdido, yo soy también la que te hace dudar cuando te sientes plena, yo soy la subterránea, la encargada de soportar tus instintos y pensamientos mas bajos, soy yo la que llevas siempre en tu inconsciente ¿y dices no conocerme?

Me habló de una manera tan segura que su voz dulce desapareció, resonando solo su tono ronco y energético.

-Ahora dime ¿quien eres tu?- Preguntó desafiándome.

Sentí como el aire se me iba, como si me hubiesen dado una bofetada. Mi cuerpo solo quería salir huyendo de ahí.

-¿Acaso no puedes responder?
-Sí, si puedo.... - Aunque en el fondo sabía que esa pregunta era un reto.

-Yo soy... yo soy...
Miré al espejo intentado encontrar mi reflejo, pero no podía, a donde me movía, ella estaba.

-Te voy ayudar un poco. Tu eres quien esta en la superficie, la punta de este cuerpo que nos ata a ambas, eres la presentación, el rostro a los demás, eres quien da inicio o decide evitar, eres mi puerta de entrada, eres yo siendo tu, así de simple.
-¿Voy a morir acaso? O que es toda esta revelación.
-Ya era tiempo que supieras concretamente de mi existencia, sé que mi naturaleza es interna, pero al momento de formar una sola, debo salir a flote por instantes, y eso es lo que llevas evitando mucho tiempo. Estoy cansada de intentar y ser ignorada toda las veces. ¿Sabes por que no puedes responder quien eres?
-No, no lo sé.
-Porque para conocerte, primero debes conocerme a mi, pero me evitas, evitas conocer lo profundo que te sostiene, la raíz de tu vida. ¿Por qué?
-Si dices ser esa, claro que se de ti, siento que existes, pero no quiero admitirlo, porque siento que tu fuerza es superior a la mía.
-Sí, soy fuerte en lo que me toca defender, pero tu lo eres por igual, no entiendo tu egoísmo.
-¿Qué es lo que sugieres?
-Cambiaremos los roles.
-¿Qué dices? ¡No! Yo no quiero vivir acá. ¿Que clase de vida es esta? En la obscuridad. Ademas tu no podrías sobrevivir en la superficie. Dejemos los resentimientos y prometo dejarte salir, pero no voy a quedarme aquí.
-No esta en discusión.

De pronto todo se oscureció y el espejo se rompió en mil pedazos. Grité con todas mis fuerzas, pero todo era en vano. Quería salir de ese lugar, pero no sabía la manera.
Ahí estaba de nuevo el sonido del grifo y el agua cayendo. Intenté dirigirme de donde provenía, pero todo a mi al rededor estaba vació y obscuro. Entonces la escuché... a ella y su voz dulce resonar  en el exterior y fue ahí que lo entendí.
-Buenas noches- susurró.





Autora: Iliana Cobian









miércoles, 30 de noviembre de 2016

Virgen






Nunca había hecho el amor con el hombre de mi vida. Siempre tuve sexo y encuentros que dejaban mi cuerpo deseando aquella sensación de tocar el paraíso, anhelando llegar y que todos mis sentidos exploten.
Ahora que lo encontré a él, me recuerda cada que hacemos el amor, que el paraíso está en mi sexo y que es él, quien abrió las puertas.




Iliana Cobian

El mayor de mis lecciones



Esa noche, no dormimos. Sentados en la cama, acompañados del silencio de la noche, te conté mis errores y cuánto estaba dispuesta a luchar por los dos. Me tomaste de la mano y dijiste que no ibas a permitir que terminará lo nuestro, que el pasado había sido aprendizaje para ambos, que me aceptabas tal cual.

Sin imaginar que poco tiempo después también te volverías pasado, y con ello, el mayor de mis lecciones.




Iliana Cobian

Viajera del tiempo



Soy esa, quien ha viajado a través del tiempo para verse reflejada en tus ojos.
Esa quien desafío toda lógica del ser humano para estar contigo.
En cualquier plano, aferrada a ti.
Cómo lo hace el reloj al tiempo.
Escurriéndome entre segundos.
Deteniendo horas.
En mi mundo, en mi mente.
Con el fin de que seas tú mi única línea de tiempo.
Mi pasado, mi presente y mi futuro.
En todos los tiempos que llegue mi alma a existir.




Iliana Cobian 

Mujer



A estas alturas, no tengo de que arrepentirme. Todos mis errores me han llevado a conocer quién soy, saber lo que quiero, lo que me gusta y lo que puedo permitir.
A estas alturas me siento más mía que nadie, orgullosa del carácter que he forjado y los miedos que he vencido.
Soy lo que la palabra 'mujer' encierra, no es porque alguien lo diga, es porque cada que miro al espejo, esa mujer a quien refleja, lleva mi nombre.




Iliana Cobian