Hace un par de meses conocí a Helena en una tienda de recuerdos. Coincidimos esa mañana, quizá por el juego del azar que es la vida. Llevaba un maletín verde, el cual me golpeó al pasar junto a mi.
-Disculpa.
-No te preocupes- Respondí.
Cogió un llavero y después fue a pagar a caja.
Parecía un poco distraída, algo en ella llamo mi atención. Yo no pensaba comprar nada en esa tienda, solo esperaba el momento para mi próximo vuelo.
Vi como Helena salió de la tienda y enseguida se puso sus lentes negros.
Que loca, pensé, ¿lentes aquí?
Mi vuelo se había atrasado, la aerolínea para compensar el retraso me entregó un pase para el desayuno en un hotel junto al aeropuerto. Cogí mi maleta y fui allá.
¿Cual fue mi sorpresa? Helena estaba sentada ahí. Ya no traía puesto sus lentes negros. Tenia consigo su maletín verde, un vaso de vidrio y una lata de 'sprite'.
Esa chica seguía llamando mi atención, decidí sentarme enfrente de ella, por si me veía, esperaba en el fondo tener contacto. Pero ella seguía perdida, en su mundo. En ratos bebía de su refresco, siempre mirando su celular. Había momentos en los que hacía gestos de estar molesta, otros parecía tranquila. -Que historia estará viviendo esta chica-pensaba mientras la observaba.
En un segundo, Helena dejó todo sobre la mesa y paró de prisa, me desconcertó, parecía que iba llorando, mire a donde se dirigía. Entró al baño.
Intrigada por el momento, la seguí. Entonces escuché como lloraba desconsoladamente.
-¿Que hago?-Pensé. Nada, ella ni si quiera sabe que existo.
El llanto de esa chica era tan desolador, que admito hizo un nudo en mi garganta.
Pasaron 15 min y escuché como salió del lugar. Esperé otros 5 min mas, no quería hacer tan notorio que le perseguía.
Cuando regrese a la mesa, ella continuaba con su refresco y con ese celular que parecía responder a cada minuto.
Moría de hambre, así que me serví del bufete. Vi a lo lejos que Helena cogía una rebanada de pastel. Me apresuré y fui hacia allá.
-¿Te endulzas un poco la vida?-Le comenté.
Me miró asombrada y respondió: Ahora ni el mas rico de los pasteles puede dulcificar mi existencia.
Sonrió y se alejó a su mesa.
No quería dejar pasar la oportunidad de haber hecho contacto con ella.
Llegue a su lugar y me presenté.
-Mucho gusto, Adela.
-Me llamó Helena.
-¿Puedo acompañarte?
Pensó un segundo.
-Sí.
Traje conmigo mi maleta y empecé a charlar sobre el frió que hacia.
-Mi vuelo se ha atrasado.
-También el mio.
-¿A donde es que viajas, Helena?
-Canadá.
- ¿Vacaciones?
-Eso pensaba, hasta hace un par de días, ahora viajo por compromiso.
En ese instante tomó su celular, volvió hacer un gesto de fastidio y lo apagó.
-Disculpa mi atrevimiento, te he estado observando desde que saliste de la tienda de recuerdos, no es que te vigile, pero, percibo que no la estas pasando bien.
Helena se sintió un tanto incomoda después de mi confesión, bebió un sorbo de refresco y dijo desanimada:
-Ah, no me había percatado que ya nos habíamos encontrado.
No queriendo cortar el hilo de la conversación, me apresure a seguir preguntando.
-¿Y a que te dedicas Helena?
-Soy dibujante, hago cartoons.
-Genial, yo soy escritora. Y te confieso que me encanta viajar. He sabido de miles de historias en mis viajes, que después me inspiran a escribir.
-¿Enserio? Y que tipo de historias son las que mas te encuentras.
-Lamentablemente las de desamor.
Sonrió y bajó la mirada.
-Quizá la mía, pueda servirte.
-¡Claro Helena! Me encantaría escucharla.
Helena mordió su pedazo de pastel y comenzó a compartir su historia.
-No sé lo que hago aquí. Ni se con que fuerzas cogí mi maletín y he pasado por tantas revisiones. Siento vacía mi vida. Me siento sin fuerzas. He planeado este viaje desde hace un año. Deje mi trabajo, mi familia y mis amigos, por quien pensaba me lo daba todo y me llenaba mas que nadie en este mundo, pero hace dos semanas, me enteré que no es así.
Viajo a Canadá por que allá me espera mi pareja o ex-pareja, ya no lo sé.
Lo conocí hace cuatro años, es dibujante al igual que yo, trabajábamos juntos, el tiene familia allá y viajó hace año y medio para buscar nuevas oportunidades. Ha conseguido un buen trabajo y desde entonces venimos planeando el vivir juntos y unir nuestras metas y sueños. Pero Adela, hace dos semanas me he enterado que ese hombre el cual imagine mi futuro a su lado, me ha engañado.
Mientras Helena contaba su historia, había momentos que su voz se perdía entre el nudo que se formaba dentro de ella.
-Tranquila, tenemos tiempo- Le dije.
-Una mujer me ha contactado, me ha dicho que esta embarazada de él, que debía saberlo y olvidarle. Que debía dejarlo ser responsable de su nueva familia. ¿Su familia? ¡Por dios! Si hace tan poco no tenia nada, y todo lo era yo.
-¿Y como sabes si esta mujer no miente?
-Me ha mandado durante estas dos semanas fotografías, mensajes, todo... Han ido juntos a ver el ginecólogo, han comprado las cosas del bebé... es demasiado. ¿Que haces cuando la vida te golpea de esta manera? Me siento perdida, engañada, decepcionada.
-Discúlpame que te pregunte esto, pero si ese hombre te engaño ¿que haces viajando?
-Ni yo misma lo se Adela. Nadie se ha enterado de esto, todos piensan que viajo feliz a encontrarme con él, nadie sabe lo que me ha causado... Me he tragado por dos semanas este dolor, por temor a no decepcionar o no quedar como estúpida.
-¿Pero que dices mujer? Te estas aventurando a lo desconocido.
-Lo sé. El no deja de marcarme, de enviarme explicaciones sin justificación razonable. Lo ha cagado, ha jodido todo. Lo peor es que siga diciéndome que me ama... ¿Y yo? Yo no se que creer.
No tengo nada ahora, estoy en blanco, en cero. Me siento vacía. No quiero verle, no tengo a donde llegar, te juro que tomé este vuelo por inercia. Quiero pensar que es un sorpresa de la vida, para llevarme a un mejor camino, pero antes me hace pasar por uno lleno de alfileres.
Podía ver a través de su mirada, que esa chica estaba muerta. Llena de rencor, tristeza y desesperación.
-Sé lo difícil que es superar una infidelidad. Y aunque no lo creas, admiro tu valentía de estar aquí, con un futuro incierto, pero pese a tu dolor, mírate, tienes el coraje de seguir. Helena cualquiera que sea tu decisión, estoy segura será la correcta. Aún eres joven, equivocate mujer, también tienes derecho a ello, vive lo que sientas dentro, déjalo salir. Si le odias y quieres verle para tirarle encima su desfachatez, ¡hazlo!. Si no, olvídate de él, y vuela como lo has hecho hoy. Y si tu decision es perdonarle y seguir, perdónale de verdad y define tus limites. Siempre he pensado que nadie merece la traición de quien mas ama.
-Me tengo que ir, Adele. Mi vuelo sale próximo.
Helena se levantó, al igual yo. Tomé de su mano y le dije que todo iría para mejor.
-Gracias, ojalá mi historia te sirva de algo.
-No esperes que me sirva mas de lo que te ayudará a ti.
Esa chica de mirada triste me sonrió por última vez y desapareció con paso firme, entre decenas de personas apresuradas por los pasillos, camuflando su historia con la de cientos que habitaban ese mismo momento.
Abrazo grande hasta donde estés Helena.
Que la vida y la buena suerte te sonría siempre.
Adela.
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